jueves, 23 de abril de 2009

EL CIPITÍO

El Cipitío o Cipitillo, llamado originalmente Cipit, es un personaje de leyenda en El Salvador. Proviene de una historia religiosa de la época precolombina, narrando su árbol genealógico y los motivos por los cuales fue castigado junto a su madre. Tiene vestimenta y costumbres sumamente peculiares, se le atribuye una diversidad de habilidades, facultades y poderes sobrenaturales que, sin perjuicio de nadie, usa para divertirse.

El personaje es parte importante de la cultura salvadoreña, tomando lugar como icono de los vestigios ancestrales del país. Autores y guionistas han retomado la figura en sus obras; además, ha sido de inspiración para el rodaje de una serie televisiva que trata problemas culturales y sociales salvadoreños desde la perspectiva de la leyenda del Cipitío.

Historia

Nació de la relación que tuvo su madre Ziguet (Sihuet) (diosa Luna) con el dios Lucero de la Mañana, traicionando al dios Sol. Es por eso que el dios de dioses, Teotl condenó tanto a la madre como al hijo. A la madre la degradó de su categoría de diosa Luna a mujer errante y al niño le condenó a nunca crecer, y conservarse por siempre en la edad de diez años.

Durante siglos, Cipit fue el dios de las relaciones prohibidas y adulteras, en la actualidad es un icono de la cultura salvadoreña donde es representado como un niño alegre y que vaga errante.
El Cipitío es un ser propio del folklore salvadoreño. La leyenda ha evolucionado de generación en generación, adaptando muchos de los elementos de la misma para no perder vigencia; aunque en el fondo, conserva la esencia ancestral. El nombre viene del nahuat Cipit, que significa niño, de donde se deforma la palabra “Cipote” utilizada para nombrar a los infantes en El Salvador.

Aspecto físico
Cipit es hijo de dioses, pero su aspecto es el de un niño de bajas condiciones sociales y económicas. Se manifiesta su condición de niño, con una enorme barriga y con el poder de teletransportarse. Viste ropa de manta, caites y un sombrero de palma puntiagudo y de grandes alas.

Por otro lado, el Cipitío tiene una deformación en los pies, teniéndolos al revés y causando confusiones por donde camina. Los campesinos intentan seguir sus huellas, perdiéndose puesto que, dada la deformación física, estos siguen el camino de manera errónea, yendo al lado contrario al correcto.

Costumbres
Departamento de San Vicente, donde se sitúa tradicionalmente el Cipitío.
Frecuenta los trapiches de las moliendas de caña, le gusta comer y bañarse con cenizas, también gusta de frecuentar ríos y es un eterno enamorado de las muchachas a las que constantemente les espía, silba, o arroja piedrecitas y flores. Su alimentación está basada en cenizas y guineos. Además la Mitología Cuscatleca lo ubica en la región de San Vicente, aunque puede teletransportarse con facilidad.

Carácter
Aunque no es ofensivo, es hostigoso. Generalmente hace bromas con las cuales se burla de las personas, carcajeándose sonoramente. De igual manera, se ha escuchado mencionar en la lengua salvadoreña que cuando una chica es objeto de su hostigamiento, la solución para alejarlo es comer en el baño, frente a la taza de un inodoro; esto debido a que se supone que él siente asco fácilmente con los malos hábitos de las personas; por lo que se supone que ésta es la solución más efectiva cuando una mujer está siendo objeto de sus hostigamientos.

PERSONAJE QUE HA INSPIRADO EN DIVERSAS FORMAS Y DE MANERA CULTURAL

De la leyenda del Cipitio se ha generado una Serie televisiva que es transmitida por Televisión Cultural Educativa de El Salvador que se produjo desde 1990 a 1992, la serie “Las Aventuras del Cipitío”, protagonizada por el actor nacional José Rolando Menéndez Castro, quien acompañado de actores locales, dio vida en la pantalla a un personaje propio del país. En el año 2005, el Ministerio de Educación lanzó la serie “Las nuevas aventuras del Cipitío”, las cuales son transmitidas por canal 10. Las historias se ven enriquecidas con personajes como el Brujo Barbujo, Humazón, don Progreso, Dora Metralla y la Bruja Malinchinela.

En cuanto a la fidelidad de la serie con respecto a la tradición, el aspecto físico del Cipitío es casi exactamente calcado del tradicional, salvo por los pies al revés, que por ser un actor humano, no podían simularse tan fácilmente. Las historias son bastante distantes de la tradición, intentando tratar temáticas contemporáneas y responder a las necesidades actuales de la niñez salvadoreña.

El Cipitío en la literatura

Autores salvadoreños le han dedicado parte de su obra. Miguel Ángel Espino, en su libro Mitología de Cuscatlán cita:
“Han pasado los tiempos. El mundo ha cambiado, se han secado ríos y han nacido montañas, y el hijo de la Siguanaba aún tiene diez años. No es raro que esté, montado sobre un lirio o escondido entre el ramaje, espiando a las muchachas que se ríen a la vuelta del río”.

Salarrué, por su parte, en su libro Trasmallo incluye un cuento llamado El Cipe, donde en un diálogo entre dos personajes de la campiña salvadoreña se le describe :
- Usté ¿nuá visto nunca al Cipitiyo, Culapio?
- ¡ En jamás, don Agrelio!…
- Yo lei visto una tan sola, en Jalponga, comiéndose a hora diánimas los elotes diuna milpa. Veya usté : lleva un sombrerón deste calibre; un calzón blanquiyo, shuco, shuco, y amarrado poraquí con un mecateplátano. Su estatura es menor quel diun chumpe y va jumándose un purote. El caidizo del sombrero le tapa toda la carita, menos la jetía puntuda y con sus tres pelos como el nance. La camisona le varrastrando por el suelo, toda rompida y los caites liacen : plash, plash…Yo lice envite porque estaba bolo, y cuando quise echarle pesca, se iscabuyó el hijuepuerca entre las milpas, dejando un tufito, ansina como el del zorriyo.

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